Siempre lo estuvo pero se perdió por el camino entre el ansia por el ‘clickbait’ y el querer ser el más rápido. Pero lo cierto es que nunca terminó de irse y se está convirtiendo en una de las apuestas de los medios de comunicación.

Estamos hablando del periodismo hecho a conciencia. De un trabajo de investigación de semanas o meses que arroje un artículo muy trabajado. Es lo que en el idioma anglosajón llaman el ‘slow journalism’ o periodismo lento.

Susan Greenberg, profesora de la Universidad de Roehampton, fue quien acuñó este término en 2007 ya que según sus propias palabras es el único que “se permite el lujo de dedicar tiempo”.

Con todas las posibilidades que la era digital nos ofrece para estar informados de cualquier suceso al instante a través del móvil, la idea de apostar como editor por este tipo de periodismo no parece a priori la más apropiada.

Pero habría que distinguir entre periodismo de información, que es el que no espera para contar un hecho noticioso, y este otro tipo de periodismo que es el que atañe a este post, aquel que trata igualmente de informar pero de una manera más reflexiva y analítica, aportando datos trabajados, conectándolos y por qué no, ofreciendo soluciones a distintas problemáticas.

Aquel que le presenta una situación al usuario o destinatario final con todo tipo de datos de entorno que le ayudan a conocer no sólo el hecho noticioso en sí sino su origen, su presente y su posible futuro; por qué está teniendo lugar y su significado.

Símbolos de éxito

Ejemplos como la revista española Yorokobu, fundada en 2009, o la mensual estadounidense Delayed Gratificaction, creada en 2011, son ya un símbolo de éxito de periodismo slow.

Recientemente el New York Times ha anunciado su nueva edición Headway con la que se ha comprometido a publicar entre 10 y 12 artículos al año.

Investigar problemas sociales, medioambientales, económicos, sanitarios… y cocinarlos a fuego lento para aportar otra mirada.

Toda temática tiene cabida en este tipo de periodismo que siendo igualmente de actualidad busca producir un impacto en la sociedad, generar nuevas dimensiones de entendimiento y hacer que los ciudadanos se cuestionen lo que de primeras dan por hecho.

¿En papel o en pantalla?

Ya sea mediante publicaciones online exclusivas, como parte de otras secciones destacadas de un periódico o en formato papel, cualquier fórmula puede ser poderosa si se añaden los ingredientes necesarios. Y para muestra un botón: las citadas ediciones anteriormente cuentan con todos estos formatos y todas ellas han logrado el éxito.

Así, para aquellos emprendedores románticos que todavía sueñen con un periodismo en papel, ésta podría ser su empresa.

No obstante, la apuesta por el slow journalism podría funcionar para todo tipo de editores de webs de contenido de la mano del equipo de periodismo de datos.

No sólo porque estos reportajes analíticos supondrían un valor añadido a la reputación de marca de cualquier medio de comunicación sino porque podrían significar una fuente de ingresos extra.

Cabe recordar la gran tendencia de los medios para lograr financiación a través del modelo reader revenue, cuyo potencial es infinito.

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